Hoy conmemoramos un día que marca el paso del tiempo, pero también la perdurabilidad de un legado que trasciende la mortalidad. En este aniversario número 98 de la muerte del Padre León Dehon, nos encontramos frente a una ocasión para reflexionar sobre la influencia duradera que dejó en nuestras vidas y en la sociedad.
Hace años, el mundo lamentó la partida de un hombre cuya vida estuvo impregnada de profunda espiritualidad y dedicación incansable al servicio de los demás. El Padre Dehon, con su visión de amor y compasión, sembró las semillas de la justicia social y la solidaridad en tiempos en los que tales ideales eran necesarios y revolucionarios.
Hoy, miramos hacia atrás para recordar su ejemplo, para reconocer que su legado sigue vivo en las acciones y corazones de aquellos que se inspiraron en su misión. Su visión de un mundo en el que las barreras se derriban, en el que las diferencias se celebran y en el que el amor se convierte en la fuerza motriz, sigue resonando en nuestra búsqueda constante de un mundo más humano y compasivo.
Mientras conmemoramos este aniversario, no solo recordamos la vida y obra del Padre León Dehon, sino también renovamos nuestro compromiso de seguir llevando adelante su visión, de convertir sus sueños en nuestra realidad. Cada acto de bondad, cada esfuerzo por la justicia y cada gesto de compasión son un tributo viviente a su memoria, recordándonos que su influencia trasciende el tiempo y sigue guiándonos en nuestro viaje hacia un mundo mejor.